Happy Scribe confía su mejor tecnología de transcripción a los humanos
La startup apuesta por una combinación de inteligencia artificial y humana para ofrecer una de las mejores tecnologías de transcripción del mundo.
La inteligencia artificial ha impulsado muchos negocios, simplificando tareas y mejorando resultados de forma exponencial. Un ejemplo de ello es el de Happy Scribe, startup de referencia en tecnología de voz a texto, que hace poco anunció el lanzamiento de AI Assist, una función que integra ChatGPT en su plataforma de transcripción de audio. “Con esta integración hemos conseguido mejorar y optimizar procesos, pero la intervención humana sigue siendo fundamental para garantizar la máxima precisión”, explica Marc Assens, su cofundador.
Hace dos, Happy Scribe puso en marcha su Mercado de Transcripción Humana, un servicio que permite que su tecnología de transcripción alcance la máxima precisión. “Con nuestros transcriptores y traductores y la mejor tecnología podemos ofrecer un servicio preciso sin perder la celeridad que requiere”. Desde su puesta en marcha, ya se han procesado más de 10.000 archivos en tres idiomas: español, francés e inglés. El equipo de transcriptores de Happy Scribe está formado por más 1.000 personas de 70 países diferentes. “Estamos construyendo una comunidad internacional que colabora para ofrecer un servicio de transcripción que va más allá de la inteligencia artificial y los algoritmos”. En un contexto en el que estos servicios son cada vez más automáticos, desde Happy Scribe reclaman la necesidad de construir comunidades humanas para asegurar y garantizar los mejores resultados.
Una parte muy importante de los empleos en remoto de la denominada “gig economy” se considera “ghost work”, y está formada por trabajadores fantasma que ejercen desde casa en largas jornadas y sin contacto con otras personas. “Este es un trabajo que se puede organizar de una forma ética, así que para combatir estas situaciones hemos creado una comunidad donde la gente se conoce y trabajan juntos”, explica Assens, que cree que pueden hacer algo así por ser una startup sin inversores y, en consecuencia, sin la presión de aumentar márgenes a costa de los trabajadores. “Las empresas que tienen una gran parte de su trabajo externalizado a través del teletrabajo ejercen una presión enorme sobre los empleados para conseguir aumentar beneficios pagando cada vez menos por el trabajo realizado, y este es un modelo del que nos queremos alejar”.
