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La flexibilidad es el aspecto más valorado de un trabajo

Tras la distancia social impuesta por la pandemia, el compañerismo se abre paso como tercer elemento más valorado en un trabajo

Pirámide de empleo comparada con la pirámide de Maslow
Pirámide de empleo comparada con la pirámide de Maslow

Según la pirámide de Maslow, una teoría de la motivación propuesta por el psicólogo Abraham Maslow, existen cinco niveles de necesidades: básicas (como alimentación y descanso), seguridad (salud, trabajo y vivienda), afiliación (relaciones y afecto), reconocimiento (valoración personal, dignidad, etc.) y autorrealización (crecimiento personal). A medida que se satisfacen las básicas, se sube de escalón y las personas pueden alcanzar metas más elevadas. 

En relación con el empleo, también podemos hablar de una jerarquía de necesidades laborales según la cual los trabajadores pueden sentirse más satisfechos con su trabajo a medida que cubren todos los aspectos. Uno de los aprendizajes que ha dejado la pandemia sanitaria COVID-19 es que los modelos laborales han cambiado y los profesionales tienen nuevas prioridades, como el bienestar o la conciliación.

El informe State of the Global Workplace Report 22 de la consultora Gallup constata que la percepción de los españoles sobre el clima laboral ha descendido tres puntos y, con un 27%, se sitúa entre las más bajas de Europa. Por su parte, Eurostat destaca que casi el 25% de la población española en edad de trabajar no ve cumplidas sus aspiraciones laborales, frente al 13,8% de la media europea.

Pirámide del empleo: las necesidades laborales de los profesionales españoles

Si imaginamos una pirámide de necesidades laborales, y la analizamos desde la base, el primer escalón que tienen que cubrir los trabajadores corresponde a las necesidades básicas (relacionadas con salario, horario o contrato), que en la encuesta obtiene un 54%. Si vamos al detalle, los trabajadores valoran sobre todo la cercanía (distancia) al puesto de trabajo (29%), el salario fijo o variable (24%) y los días extra de vacaciones (16%). 

El segundo nivel corresponde a la necesidad de seguridad, una de las que recibe mayor puntuación (un 73%) e incluye aspectos que aportan tranquilidad y estabilidad laboral y otros más emocionales (temor a perder el empleo o recortes de personal). Concretamente, los encuestados valoran el tipo de contrato (36%) y de jornada (27%), la solidez económica de la compañía (23%), el seguro médico (15%) y los beneficios sociales, como el cheque guardería (11%). 

El tercero es la afiliación (54%), en cuanto a necesidades interpersonales y de comunicación y sentimiento de pertenencia. Los trabajadores puntúan con un 29% el compañerismo, con un 18% la relación personal o emocional con los compañeros y con un 13% la reputación de la compañía (si cuida a sus trabajadores o fomenta la desconexión digital, por ejemplo).

El cuarto escalón corresponde a la necesidad de reconocimiento y confianza, que también obtiene una puntuación elevada (73%). Se refiere a las perspectivas de crecimiento y desarrollo profesional: si el trabajador reconoce oportunidades de avance o que sus contribuciones son valoradas, colabora más y su compromiso aumenta. En este sentido, los encuestados valoran sobre todo la flexibilidad (37%), la confianza por parte de la empresa (25%), el teletrabajo (20%) y el reconocimiento del desempeño por parte de superiores (16%). 

Y en la cima, la autorrealización (52%), tiene que ver con la vocación, disponer de un plan de carrera y desarrollar el potencial. Más en detalle, los trabajadores valoran con un 19% la capacidad de ascenso, con un 18% la formación en la empresa para desarrollar capacidades profesionales, con un 15% la capacidad de desarrollo personal (resolución de problemas o creatividad) y con un 8% la cultura empresarial en temas sociales (diversidad e igualdad).

En palabras de Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs: “En estos dos años hemos asistido a un cambio de modelo. Los profesionales priorizan cada vez más aspectos como la flexibilidad laboral, el tipo de contrato o el compañerismo en el trabajo y elementos como el salario y la solidez económica de la compañía cada vez tienen menos relevancia. Las reglas han cambiado y las empresas deben saber adaptarse a este nuevo paradigma donde los empleados son más exigentes”.



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